"Seguro que un caminante cualquiera os creería igual a mi rosa, pero ella es más importante que todas vosotras; porque yo la he regado; porque la protegí contra el frío con mi campana de vidrio; porque la resguardé contra el viento con el biombo; porque le maté los gusanos (excepto dos o tres que se hicieron mariposas). Porque he escuchado sus lamentos y a veces cómo se envanesía y hasta cómo se callaba. Porque es mi rosa.
Y volviéndose hacia el zorro:
- Adiós - le dijo.
- Adiós - le contestó el zorro -. Este es mi secreto, muy sencillo: sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.
- Lo esencial es invisible a los ojos - repitió el principito para recordarlo.
- El tiempo que perdiste con tu rosa es lo que la hace tan importante.
- El tiempo que perdí con mi rosa - repitió el principito a fin de recordarlo.
- Los hombres han olvidado esta verdad - dijo el zorro - Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
- Soy responsable de mi rosa...- repitió el principito a fin de recordarlo".
Fragmento de "El Principito". Antoine de Saint-Exupéry